miércoles, 28 de mayo de 2014

de historias húmedas, parte II

I

Él la llama para saludarla, darle las buenas noches y ella se moja al oír su voz.
Él mientras tanto va arriba de un taxi.
Ella lo escucha pacientemente mientras él le cuenta que va a su oficina porque lo han nombrado gerente del proyecto.
Ella bromea y comienza a imaginar el futuro cercano -una deliciosa cogida de felicitación- pues no puede verse más allá, no con él.
Él mientras tanto apunta su arma con la otra mano al pasajero del taxi, el chofer es un guiñapo que sólo se dedica a conducir.
Quizás sea el mentor de la idea, quizás no exista nada más excitante que ver por el retrovisor como secuestran a alguien y le apuntan con un arma a la cabeza.

Él no trae cargada el arma pero ella no lo sabe, pues si supiera cómo él goza de su arma en aquel instante íntimo, ella sería la mujer más húmeda del mundo.

(16052014)

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