miércoles, 28 de mayo de 2014

de historias húmedas, parte III

Ella lo tiene boca abajo, con un cojín bajo su vientre, casi rozando con su pene, a punto de penetrarlo y él se logra soltar ¡mierda!

Mordaza fuera y grita. Lo escucharon y viene Julio, ve el strapon tirado casi junto a la puerta.

Cuando entra, él la tiene sujeta ahorcándola por el cuello, la está asfixiando pero ella solo logra articular movimientos de su pelvis para aventarla hacia atrás y hacia delante.
(al llegar Julio se encuentra a Alejandro asfixiando a Hanna)

Julio la mira, sabe bien que debe hacer, lo avienta, se posa tras de ella, le abre las piernas y la penetra.

Ella ha visto casi concluida su obra.

Alejandro al no saber como reaccionar solo es capaza de aventar a Julio, levantar con sus brazos  Hanna y penetrarla por el culo mientras ella gime, solo gime y grita de placer, Julio se levanta y la abofetea, sube las piernas de ella alrededor de su cintura y la penetra brutalmente, ambos dentro, sintiéndose a través de su piel, su carne de ella.


Julio toma de nuevo el cuello y Hannah es la más sublime y acuosa mujer sobre la tierra.

de historias húmedas, parte II

I

Él la llama para saludarla, darle las buenas noches y ella se moja al oír su voz.
Él mientras tanto va arriba de un taxi.
Ella lo escucha pacientemente mientras él le cuenta que va a su oficina porque lo han nombrado gerente del proyecto.
Ella bromea y comienza a imaginar el futuro cercano -una deliciosa cogida de felicitación- pues no puede verse más allá, no con él.
Él mientras tanto apunta su arma con la otra mano al pasajero del taxi, el chofer es un guiñapo que sólo se dedica a conducir.
Quizás sea el mentor de la idea, quizás no exista nada más excitante que ver por el retrovisor como secuestran a alguien y le apuntan con un arma a la cabeza.

Él no trae cargada el arma pero ella no lo sabe, pues si supiera cómo él goza de su arma en aquel instante íntimo, ella sería la mujer más húmeda del mundo.

(16052014)

miércoles, 21 de mayo de 2014

Instrucciones para amar a una mujer

A una mujer la debes amar por partes. Lo físico debemos saber ante todo que todos los labios son para besar y ser besados, succionados, mordidos, chupados, y cuando hay problemas de amor, curados. Toda piel que tenga la mujer (expuesta o no) es para ser tocada, acariciada, hacerla sentir que esa piel es la entidad más suave, bella, sublime que podemos alcanzar en el instante. Siempre será necesario contar y medir, cuántos lunares tiene la espalda, cuántos besos hay entre pezón y pezón, cuantas nalgadas para humedecerla, cuántas miradas enamoradas para el sosiego del corazón (sí, enamoradas, de esas en que parecemos un borreguito que busca a su madre a media noche).
Después podemos comenzar por el intelecto, no es por tener siempre algo que contar, por demostrar cuán viva es nuestra vida social y académica, pero si es necesario reconocernos y dejar ver que nuestro mundo se complementa en cada discusión, que los celos nos hacen evidente la necesidad que ella tiene, el capricho que en el momento desea sea cumplido, se debe saber la perversión llevada al punto máximo cuando las palabras vuelan hacia sus oídos. Tocar la noche entera con la voz a esa mujer te dejará el camino abierto para trascender en su imaginación, y que maravilla poder ser ese recuerdo que le viene a la mente cuando se masturba dulce o salvajemente. Mas no hagas bulla de un intelecto o de alguna lectura poco usual pues quien es soberbio solo enamora a su propio ego, y por tiempo limitado.
El siguiente punto, y al cual llegamos siempre de manera inadvertida es estar en aquel espacio luminoso de su mente, te sabes en trascendencia cuando el día entero la imagen de aquella mujer te sublima las acciones más cotidianas, y al llegar a verla, sus ojos reflejan la misma sensación, el mismo sentimiento, un día entero pensándose al unísono. A eso quizá le quisiera llamar amor.

(21052014)

martes, 20 de mayo de 2014

Soledad y libertad

No comprendo muchos conceptos que la vida presenta inherentes a las personas, y mi intención no es negarme a su entendimiento, pero la explicación que me ofrecen no me parece algo que pueda ser aplicado por un ser humano, y además las personas me señalan siempre “como soy”, me definen y dentro de su esquema lo que yo soy es libertad.
Todas las personas que me llegan a conocer y me rodean saben que soy libre, pero nadie me puede definir en qué consiste la libertad, nadie me ha dicho si la libertad tiene que ver con la persona misma o con quienes están para ella, con ella y frente a ella.
¿En qué consiste la libertad? ¿Tú me puedes explicar?
Por lo que he entendido pareciera un significado muy similar al de soledad, al menos con criterios compatibles, aunque este último término –la soledad– lo he llegado a comprender, a vivir, a sentir y a convivir, es parte de mi cotidiano, entonces de ahí que muchas personas me dicen que soy libre.
Como dijo Herman Hesse “La soledad era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en el que se mueven las estrellas.” Y así comprendo que soy, mas cuando hablan de libertad me señalan siempre esta idea, o acaso es la percepción que mi libertad les conduce…
¿Sé ser libre solo en soledad?
No encuentro en ocasiones palabras para expresas tantos sentimientos que me estas despertando, explícame las cosas, dime que deseas y sólo así te diré qué es lo que entiendo de ser tú y yo y ser juntos. Me has supuesto en un espacio que desconozco sin conocerme del todo, y eso te puede –nos puede– costar mucho, incluso el amor.
Pero saber sobre el amor lo dejo para otra ocasión.

(20052014)

de historias húmedas, parte I


Va llegando como olas el ardor
La sensación de sentir agua hirviendo
Que baja desde la boca del estómago
Hasta la vagina, el clítoris, los labios
El culo –delicia cuando la marea llega-

Va arrullando al animal pero
En lugar de apaciguarla
La incitan, en cada toque de mar
La buscan, juegan con ella
La bañan en humedad para quemarla

Cuando la sensación esta al tope
La marea crece y se alza desbordante
Kilométrica y con furia
Y cae golpeando al animal
Encendiendo su piel, dejándola ardiente
Enjuagando la piel con la humedad del deseo

Pulsa, pulsa, pulsa,
Y la marea se relaja, se ha derramado.
La bestia se ha dormido.

(12052014)