miércoles, 29 de junio de 2016

He cambiado.

Yorokobi Louis Sabina
Fotografía: Alicia Sabina
Bondage: Arturo Salazar
Las imágenes en esta ocasión no mienten, han sido tomadas para el fin de expresarme, de dejarme ver, para ser en mi piel y eso ha dolido y me ha generado la necesidad de comprender.
Ya no soy la misma de antes, la piel cambió, es la misma, cierto, pero ya no vuelve a ser igual, ha dado vida, ha crecido en amor, en marcas, en huellas y en dolores. Así mismo ha de haber crecido el corazón, pero éste aún sigue adormecido, huyendo del olor inminente, ese dolor que siempre esta ahí, que espera ansioso poder brotar, mostrar las marcas que tiene el alma, que tiene la sed de lágrimas, que le falta la mujer primigenia, que se ha ido mi primer gran amor.

Mi vientre grande, abultado, estriado se muestra sin retoques ante la inmensidad de una imagen que no miente, que se revela inesperada. Mis senos colgados y  lactantes, estriados de tanto alimentar, los pezones engrandecidos, oscurecidos por proceso natural de amamantar.

La piel esta descuidada, los pies y las manos descuidadas, muestran la falta de tiempo, de amor propio, muestran la entrega que se tiene cuando una ama en soledad, no hay tiempo para amar más cuando se exige el todo en el instante, un instante que bastará para trascender.

El rostro, ya no soy la misma, no es el mismo rostro, la sonrisa inocente, juguetona y coqueta ha cambiado, ahora sonrío de felicidad materna, no sé como se explica el cambio, ya se dejan ver los años, no hay arrugas pero se nota la tristeza, el dolor de la pérdida y la satisfacción de la llegada, se notan los años. La mirada reluce cobijadora, comprensiva quizá, arrojada y rabiosa, pero ya no juguetona, infantil ni irascible.

Un ombligo, la cicatriz primera, también cambió, tomó formas diversas, perdió de vista su nido, perdió el sentir de su dueña.

Me observo en partes, me redescubro poco a poco, hay una larga tarea, un largo camino, sanarme, volverme a amar, volverme a desear, duele el haberse perdido, antes era viento, iba libre y arrasaba todo a mi paso. Por ahora soy una masa que da vueltas en círculo, como el oroburus, rodeando el tesoro mientras mi piel golpea la vida para proteger lo mas amado, por ahora no soy yo lo mas amado, necesito sanar.

Pero también observo y ahí esta la piel, la que ha estado dormida, anestesiada, palpita, quiere brotar la nueva mujer, ¿dónde está? ¿Dónde estoy? Escribo todo esto de noche y lloro para que estas lágrimas no me ahoguen al dormir.

Yorokobi Louis Sabina
Fotografía: Alicia Sabina
Bondage: Arturo Salazar


domingo, 12 de junio de 2016

Tengo que seguir

A veces la vida parece una rueda de feria en la que solo te dan vueltas sin parar y sin cinturón de seguridad, solo se siente como la vida te trae para todos lados, dando tumbos entre las paredes que me han encerrado por tantos años, hasta llegar al punto de estar aturdida, de no saber dónde estoy parada, desconocer quien he sido.

A veces simplemente se necesita dejar sueltos los brazos, bajarlos y dejar de pelear contra las circunstancias, si no se acciona no se puede hacer reclamos póstumos. 

La vida me pone ahora en esta novatada tan cabrona, tan cruel y tan excitante, tengo a una compañera a mi lado, pero esto me costó la otra compañera de mi vida, es una culerada, pinche vida mierda, tanta jodida vida para seguir juntas y mis actos, la circunstancia, la historia, todo se la llevó, me la quitó. Ya no puedo más, mi vida me reclama parar, dejar de dar vueltas tan idiotas y volver a mí, y aquí estoy, aquí soy. Duele, no lo había sentido así y duele demasiado, ¿Dónde estuvo guardado este dolor?.

No me caigo, no me desmorono, estoy tirada, sí, pero no me desmorono, solo necesito respirar para poder seguir. No sé dónde estoy pero tengo que seguir. Háblame.

viernes, 10 de junio de 2016

Lactando orgasmos

Es inevitable para muchas personas prejuiciar y criticar sin más mis deseos de seguir dando pecho a mi hija, en muchos casos se trata de que "mi leche ya no sirve" (claro el cuerpo y la naturaleza son idiotas), o que "le va a hacer daño la chichi después del año" (vaya a volverse lesibiana o pervertida, como la madre), que si ya tiene dientitos (será que les preocupa mi bienestar y no quieren que me muerda), que si ya come de todo (la leche materna es parte de "todo", supongo). Pues bien gente, otra razón para que enjuicien, atendiendo a su moral, cuando doy chichi me orgasmeo.

Para mí es inevitable sentir harto gusto y deseo de darle la teta a cada rato a mi hija, y sí, a cada rato pues de repente la agarra como "shot" de lechita después de un rato de juego, o cuando esta haciendo berrinche o se encuentra molesta o triste (porque sepan que les bebés si tienen sentimientos y no son solo entes manipuladores de padres y madres). Me encanta sobre todo darle lechita en las noches, para dormirla, en la penumbra de mi habitación, después de un rico bañito relajante, después de darle un masajito con aceite de lavanda y darme uno yo también, ese rico momento en el que sé que me toca descansar la espalda, los pies, y me puedo recostar  a su lado a escuchar su blas blash gush gush y sentir sus caricias en mi cara, en la chichi que tiene libre y ahí comienza todo.

Tanta oxitocina y prolactina corriendo en mi cuerpa y hacia la cuerpa de mi guagua, ese momento amoroso que vamos construyendo noche con noche, es el marco perfecto para llegar a ese punto de gozo poderoso, de éxtasis y placerque mi cuerpa entera siente, y retiembla. Comienza con esa sensibilidad en la teta que succiona mi niña, el saber que le transmito alimento y amor, comienza a recorrer mi cuerpa, me tiene en una plácida comodidad entre las almohadas, le huelo el cabello, su olor es delicioso, sus manitas me siguen acariciando, voy sintiendo ese placer por toda la cuerpa, ese pequeño recorrido de sensaciones desde la cabeza hasta los dedos de los pies y llega, ahí esta esa pérdida de conciencia del tiempo, del espacio, del mundo exterior, somos ella y yo juntas, creciendo, gozando, compartiendo, sintiendo, me sonrío y ella me ve y se sonríe, me acaricia la boca y claro, mete sus deditos en mi boca.

Todo ello que he sentido a lo largo de poco mas de un año mientras lacto a mi Leona solo le puedo dar un nombre: orgasmo.