En la mente se rememoran las marcas y vivencias que la vida nos deja, en el carácter se denotan y en el cuerpo se plasman, ya sean a través de heridas, (como "Los Romanos" al salir a las batallas, ganaban su honor y recuerdos de supervivencia y asesinato) o a través de miedos o grandes ansiedades.
Los amores nos dejan heridas insanables, apacibles a lo largo del tiempo y muchas, quizás incurables, pero éstas generalmente no son visibles.
Cuando la persona amada se desaparece de la existencia y las huellas que a su paso dejó han sido parte fundamental de quien se es, es necesario rememorarlas, traerlas siempre encima, impresas en la piel, dejando huella y vestigio de quienes somos y por quienes somos.
Aquí mi Totem a Carlos, uno de los grandes amores de mi vida, la falta que su presencia me hace despierta, en sueños seguramente me reafirma el por qué soy, porque de él vengo y con él se han ido mis sueños. Espero algún día me dejes recordarlos de nuevo.
Al final Yorokobi, quien soy, insumisa, anarca, feminista, queer, descubriéndome en cada experiencia -y el mundo me da vastedad de ella-
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| Elefante Yorokobi |

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