Hoy regreso, después de algunos meses de ausencia a seguir compartiendo mis ideas, mis mundos, a explayar mis miedos, ansiedades, angustias, deseos... mi ser entero.
Hoy es un día particularmente duro, han partido en adopción Aura y Maga, mis hijas felinas, mis primeras niñas que, a lo largo de casi cuatro años acompañaron mis soledades. Ya no pude ser capaz de darles esa atención que tuvieron en todo este lapso del camino, veía en sus miradas esa tristeza de no estar a mi lado, de no ser a quienes acariciara todas las mañanas, de ya no dormir en mi pecho, entre mis piernas todas las noches, de no sentarse en mí al ver una película o de escuchar por largo rato mis tristezas y gozos. Nunca pude volver a ser para ellas quien fui. PArtieron a un bonito y buen hogar, han prometido amarlas y mimarlas como lo he hecho, confío en que todo el tiempo que esperé para poder encontrarles un buen hogar tenga sus frutos. Viendo a los ojos a su nueva adoptante tengo la certeza de haber acertado en la elección.
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