miércoles, 23 de abril de 2014

Totem a Carlos



En la mente se rememoran las marcas y vivencias que la vida nos deja, en el carácter se denotan y en el cuerpo se plasman, ya sean a través de heridas, (como "Los Romanos" al salir a las batallas, ganaban su honor y recuerdos de supervivencia y asesinato) o a través de miedos o grandes ansiedades.

Los amores nos dejan heridas insanables, apacibles a lo largo del tiempo y muchas, quizás incurables, pero éstas generalmente no son visibles.

Cuando la persona amada se desaparece de la existencia y las huellas que a su paso dejó han sido parte fundamental de quien se es, es necesario rememorarlas, traerlas siempre encima, impresas en la piel, dejando huella y vestigio de quienes somos y por quienes somos.

Aquí mi Totem a Carlos, uno de los grandes amores de mi vida, la falta que su presencia me hace despierta, en sueños seguramente me reafirma el por qué soy, porque de él vengo y con él se han ido mis sueños. Espero algún día me dejes recordarlos de nuevo.

Al final Yorokobi, quien soy,  insumisa, anarca, feminista, queer, descubriéndome en cada experiencia -y el mundo me da vastedad de ella-

Elefante
Yorokobi

jueves, 10 de abril de 2014

De duelos

Los duelos son fuertes, son procesos necesarios pero el saber afrontarlos no es fácil, muy por el contrario siempre cuentan con singulares obstáculos psicoemocionales para impedir cerrar el círculo. Sin embargo si el duelo es con una persona que solamente se alejó mas no murió, quizá el dolor puede ser mayor -la falta de respuestas ante varios escenarios distintos a la ausencia corporal es tan amplia-, que carcome las noches de ansiedad. 
No saberse ni ubicarse cuando el mundo se ha movido. 

Ver la felicidad de esa distancia es natural, aunque siempre en el duelo de un alejamiento hay una persona que pierde más, a veces no piensas en que serás tú. No se piensa en ansiedad y mucho menos se piensa en todo lo que se perdió, hasta que sientes la carencia, el espacio infinito en tu ser.

y después, nada. Solo queda apechugar y seguir andando, no martirizarse es una buena solución pero que el destino te restriegue lo perdido, lo ausente, lo invalorado y lo que eres, y que sigas sintiendo ansiedad, podrá corroer todo tu ser, pero te hará fuerte -nunca invensible-, simplemente fría y triste y solitaria, como tanto lo habías deseado.

Soledad es igual que independencia,la había deseado y conquistado en el transcurso de largos años. Resultaba fría, ¡oh sí!, pero también quieta, maravillosamente quieta y grande como el espacio frío y silencioso en el que giran las estrellas.

Der Stepenwolf

HH