Pues mi nombre es Alegría
Martínez e i3nicialmente pensé este escrito como una catarsis en torno a la
dinámica que la cuarentena nos ha dejado al interior del hogar, considerando
que ahora los ámbitos externos, aquellos que se mueven de las puertas de la casa
hacia afuera, ahora ha sido posicionado dentro del espacio privado, donde nos
invade el escrutinio externo, me planteé mejor hacer una cotidianeidad en
papel, y pues la verdad aprovecho un zoom de oficina para comenzar este
escrito, comenzaré a referenciar el día que escribo, y desmenuzar quizá, las
diversas posibilidades que existen en torno a cómo vivir esta “Jornada Nacional
de Sana Distancia” jajajaja pinche nombre mamón, la verdad.
Pues la vida comienza, hoy lunes
4 de mayo, a las 08:00 hrs. más o menos, que es el horario en el que se
despierta la hija, y por ende, yo también. A veces me niego a despertarme a esa
hora, pero si me niego deriva en un incansable insistir de cada 3 minutos, con
deditos abriéndome los párpados, hasta que a las 8:45 termino haciendo desayuno
y revisando el whatsapp para ver si hay reunión de la chamba, hay algo urgente
que requiera la conexión mañanera o si puedo comenzar la chamba cuando ya pase
el horario de convivencia con la cría (o sea ¿neta?, que pase mi tiempo de estar
con ella cuando vivo con ella y estamos juntas 24/7?, me suena a una burla a
las personas involucradas en cada hogar, en esta dinámica). Hoy particularmente
hay reunión.
09:00 am, pues ya estamos
sentadas desayunando, platicando de qué haremos en el día, cómo nos
entretenemos, y ahí aprovecho para ponerle las actividades educativas como
parte de sus juegos.
09:50 ya estamos en el trajín de
llevar los platos a lavar y comienza mi destino de Sísifo, mi eterna roca que
cae y llena el lavabo de trastes para lavar. Lavo, platicamos, ella pide más
comida, y comienza una danza continua e infinita y de blooper a veces, para
saquear el refrigerador por parte de mi changa.
Ya a eso de las 10:50 me metí a
darme una ducha rápida para conectarme a la reunión con cabello decente (obviamente primero salgo corriendo a la jardinera a darme un toquesito mañanero), porque
el greñero mañanero es normal acá entre nos, con la banda también, pero a la
oficina pues hay que dar esa otra imagen ¿no?, o sea una es fodonga pero no
greñuda, o bueno sí, pero intencionalmente hecho, no así de me levanto y nada
me interesa. Total que a las 11:05 acabo de bañarme, lo disfruté muchísimo
porque me di un toque de mary antes de entrar a la regadera y pues genial. Ya se me hizo tarde para la reunión, entro a
las 11:09 y pues, se me olvidó cepillarme el cabello y entré normal, como
diario ando pero bañada J
La junta terminó a las 13:58,
eterna que se hizo, y más allá de lo revisado laboralmente, pues el hecho de
que nos pidieran hacer llamadas con la cámara encendida pues siempre mostrará cómo tengo una changa
brincando y trepándome todo el tiempo, se me subió mientras estaba hablando de
mis actividades en home office, a mis hombros, digamos que es un buen circo
verme en las reuniones online. Un tema que me llama mucho la atención en las
reuniones es que, de 10 personas que ahí estamos, 3 somos críadorxs, o sea un
papá y dos mamás.
El papá (que además es el Subsecretario) nunca he visto que
tenga problema alguno de convivencia e interferencia en las reuniones por parte
de su hija. Por lo contrario, de las dos que somos madres, vivimos entre los
gritos, los brincos, la pedida de atención de las crías en plena reunión.
También es cierto que mientras que el resto del equipo busca el espacio más
lindo y acomodado de su casa para sentarse a hacer la video llamada -ya sea un
fondo combinado con flores de interior bien cuidadas, una inmensa biblioteca,
un librero modesto con florero, una pared blanca impecable-, las que somos
mamás, buscamos el espacio menos tirado, menos conflictivo, más alejado de las
crías porque la casa es una torre de babel, o una hecatombe de playmobil y
bloques, o el pantano apestoso de una criatura mítica en cuarentena de 5 años…
y busco entonces la pared menos grafiteada.
Después de eso, con más
pendientes acumulados de chamba post reunión, comencé la labor de hacer la
comida, pues ya pasan de las 14:00 hrs. Me dedico a hacer un alambre y a las
14:49 ya estoy pidiendo a la changa que se salga de su bunker de la sala y
comience a ayudarme a limpiar la mesa. A estas alturas de la cuarentena una
asume que los barcos pirata y las alas de hada son parte del escenario
cotidiano, y pasa de la cocina al comedor, sorteando infinidad de juguetes e
intentando no pisar a un gati.
A las 16:03 por fin doy por
terminada la ardua labor de comer en la mesa “como gente decente”, y ella apila
los platos en la bajada de roca de Sísifo, y a lavar. Ya siendo las 16:30 me
siento de nuevo a escribir, pero abro el whatsapp y ya tengo 116 mensajes y
pues se retrasa una vez más el proceso de escritura, y correo actualiza una
base de datos, escríbele a tu equipo a ver como comienzan la semana -´porque es
importante cuidar al equipo, aunque no haya tiempo de cuidarse a sí misma-.
Ya me dieron las 18:00 horas y
apenas comienzo a abrir los 3 documentos que tengo que continuar, los 2
pendientes por revisar y claro, los gatos maullaron y quieren relleno de su
platito y agua limpia y la hija comienza a traer los platos a la mesa, yo voy
por las croquetas, lavo los platitos, los baja y ya se acercan las 19:00 hrs y
suena la alarma para que encienda el boiler y a bañar, pero primero la cena.
Ya a las 19:20 nos sentamos para
cenar bonito, a las 19:35 ya se para, le pido que recoja sus juguetes y
comenzamos con la recogedera, claro la hacemos en conjunto porque si no, no lo
hace. La alarma en el cel nos anuncie que hay que bañar a la ogra apestosa del
pantano y convertirla en princesa que cepilla de noches su cabello y le canta a
la luna misteriosa (porque es la rola del Mastuerzo que mamá pone a cada rato y
que la cría se aprendió, ya ven, le gusta el romanticismo de barrio).
A las 20:05 ya está la tina
lista, yo sigo respondiendo whatsapps, ya comenzaron las amistades a preguntar
si sigo aquí, si sigo viva, si la cría está bien, si muchas cosas pero les dejo
en visto porque no tengo tiempo de eso, hay que bañar a la niña. “Mamá, mis
juguetes”, y es que olvidé poner los juguetes en la tina. La dejo ahí jugando,
realmente necesito un fume y me salgo a la entrada principal por un toque, me
meto entre miraditas de lxs vecinxs porque “Uy, ya le queman las patitas al
diablo otra vez”.
A las 20:30 sale de la tina,
lavamos los dientitos, ponemos cremita y pijama, nos acostamos a leer y a las
21:02 por fin, después de un cuento, una historia (uno es leído y la otra es
narrada), unos pellejitos en la panza, cae la Leona dormida, literalmente.
A las 21:15 por fin me siento de
nuevo frente a la compu. Ignoro todo mensaje que no sea de la chamba en lo que
puedo comenzar a hacer los pendientes. Pongo música y a eso de las 02:05 se escucha
de fondo “mamáaaaaaa, ¿dónde estás?”. Le doy “guardar” al documento y corro a
la habitación a calmarla, cosa de 10 minutos.
Salgo a las 02:30 am y ya no
quiero seguir revisando más cosas de chamba, pero tampoco tengo sueño y me doy
otro toque y la demonia de la escribidera me brota y pues traigo en la mente
una novelita lencha y me fluyen las ideas en el papel (la verdad no me sale
nadita escribir esto en la compu), y pues cuando me doy cuenta ya son las 04:30
y guardo a regañadientes las plumas y la libreta, veo el piso sucio y pienso que
por la mañana la hecatombe.
A las 5:13am por fin cierro el
cel y apago los audífonos, el piso está limpio, y yo muy cansada y duermo por
fin.
Sumando a la odisea de esta
cotidianeidad, que pareciera a veces torbellino y a veces remanso, noto en varios
momentos como si mis tetas estuvieran produciendo leche de nuevo (desteté a la
fiera en diciembre de 2018, cuando ella tenía 3 años 7 meses (porque los meses
son taaaan inmensamente importantes en las crías pequeñas), parece que siento
picazón por dentro de la teta y también siento como chorrea leche por ellas,
incluso hasta siento mojada la playera hasta la panza, mas cuando me fijo, no
tengo nada. Tetas secas, panza seca, playera seca, pero descubro que la cría
está muy cerca de mí, que puedo oler su cabecita, que puedo sentir su pielecita
pidiendo abrazos y caricias y a casi año y medio de no volver a ver mis tetas
derramando leche, siento de nuevo esa conexión que la distancia Godín nos
arrebató, y ahora me niego a salir de mi encierro, pienso que es viable nunca
salir mas que a lo necesario y vivir de home office, es mi actual paraíso.
Claro que trabajo para no
endiosar más que lo suficiente a mi paraíso actual, solo lo necesario para
hacerlo feliz y fluyente, pero que no crea que descubro nuestro paraíso como
para elegir el camino del erizo y no tener el valor para salir al mundo de
nuevo.
Escrito por Alegría Martínez Roa,
lesbiana, feminista, canábica, criadora de una fierecilla indomable para la convocatoria de "Cuarentena a toda madre" realizada por La tribu. Maternidades feministas.
