La lenta máquina del desamor,
los engranajes del reflujo,
los cuerpos que abandonan las almohadas,
las sábanas, los besos
y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo,
ya no mirándose entre ellos,
ya no desnudos para el otro,
ya no te amo,
ya no más mi amor.
Queda lento el pendiente del olvido
dejando huellas en la piel, en la memoria
rescatando mi ser de ese olvido que me acercaste
de ese ser para tí y exclusiva.
Mi amor, no sé si alguna vez te amé
pero ya no te amo
certeza única de mi vida contigo
llevo en mi vientre, y no te amo.
Liberada.

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